Germán Butze y el arte de la súper historieta

Germán Butze y el arte de la súper historieta

de Julia Palacios

Conocí a Don Germán Butze a través de dos grandes de la historieta: Carlos Vigil y su hermano Guillermo Z. Vigil. Era el principio de la década de los setenta  y semana a semana, durante varios años, -alrededor de ocho, quizá- nos reuníamos un grupo de fanáticos, estudiosos y creadores de cómics, en la sala de juntas de la Editora Senda, dirigida precisamente por Carlos Vigil. Ahí, nos encontrábamos por largas horas con el único propósito de hablar sobre cómics. Se contaban y compartían historias del género, que en esos momentos continuaba siendo una de las industrias más prolíficas y exitosas de México y otras partes del mundo.

Carlos Vigil había fundado la Editora Senda después de haber colaborado, entre otras cosas, en Editorial Herrerías, en donde tuvo a su cargo, precisamente la publicación de Los Supersabios. Su cercanía con Don Germán Butze había sido fundamental. Mas allá de lo que bajo su tutela vieron la luz múltiples historietas, Los Supersabios se cocían aparte. Incluso en algún momento de la publicación de Los Supersabios en formato de revista, una historieta de aventuras llamada Yanko, hecha por Guillermo Vigil, formó parte de sus paginas centrales. Así de cerca.

Los dos hermanos Vigil reconocían en Butze a un genio creativo excepcional, lo consideraban su gran maestro en el arte del dibujo y la narrativa, a la vez que en un momento dado, cuando la salud de Don Germán se encontraba debilitada, ellos apoyaban con los dibujos y trazos para que Los Supersabios salieran puntualmente.

Recuerdo haberlos visto dibujar a los personajes con una habilidad sin par. Se sabían los trazos de memoria. Y lo que más disfrutaban era compartir las anécdotas divertidas de las ocurrencias de Butze que derivaban en magnificas aventuras para deleite del publico lector.

Algunas veces, en las reuniones, aparecían ejemplares de Los Supersabios editados por Herrerías, así como algunos de la revista Chamaco, en su versión grande y chica. Imaginar que cada una de esas revistas era parte de un tiraje extraordinario de más de medio millón de ejemplares por día, parecía fuera de todo parámetro. Y si cada ejemplar era leído por un promedio de cinco personas, estábamos hablando realmente de un medio de comunicación que en su momento, alcanzaba un publico de millones.

Sin televisión, con un cine de acceso limitado, la radio y las historietas, eran las formas de comunicación por excelencia, durante esta época de oro que corrió desde mediados de los años treinta en el siglo veinte, hasta principios de los cincuenta.

Si bien en esta época habían surgido historietistas e historietas de esplendida manufactura que competían sin problema con el prolífico y el experto mundo de la historieta en los Estados Unidos, siempre sobresalía algo especial en las narraciones y los trazos de Butze.

En primer Lugar, la historieta de autor, en donde la misma persona dibujaba, hacía los guiones y las letras, era una habilidad que demandaba altos niveles de excelencia y exigencia. De las múltiples cualidades que tienen Los Supersabios, que prácticamente son en si mismos una catedra de narrativa de cómic, en todos sentidos, resalto el sentido del humor y la inagotable capacidad de crear aventuras.

Pepe y Paco, junto con su amigo Panza -qué palabra tan mexicana para llamar a un personaje- habitantes de Picamosco -expresión aún más mexicana para nombrar un lugar- jamás se aburrían. Y esto se transmitía directamente a los lectores, por lo cual, distaba de ser una publicación aburrida. Las narraciones impecables tenían al lector de un hilo, en el puño de la mano, atrapado totalmente, como la forma más esplendida de entretenimiento.

Las portadas funcionaban como una especie de “teaser” que anunciaban ya lo que iba a suceder dentro de la historieta. Con frecuencia, el precio de la revista aparecía también en algún objeto parte de la escenografía de la portada. A Butze no se le escapaba ningún detalle.

Las historias transcurrían con los elementos básicos. El héroe, el enemigo, la prueba, la aventura, la risa, las lagrimas, la angustia, la osadía, el triunfo, la humildad, la frustración. Butze tenía la fascinante habilidad de involucrar a los personajes en peripecias extraordinarias en el mundo inverosímil y heroico de la ciencia ficción, para luego confrontarlos con la frustración de la vida cotidiana. El día a día familiar que parecía más desgraciado para Panza con carencias económicas, aunadas a una madre regañona y pegalona, Doña Pepita Piñón, u un abuelo manipulador como Don Seve. Y la presencia de amigas/novias eternas e imposibles como Pola con Panza y las hermanas Rosa y Violeta compañeras sentimentales de Paco y Pepe, uno pelirrojo y despeinado, y otro rubio muy peinado, siempre con camisa y corbata, en sus laboratorios improvisados de donde salían inventos insólitos.

Los Supersabios es una historieta acelerada. Distintivo del dibujo de Butze las “Rayitas” que rodean a los personajes, líneas y efectos de movimiento. Otra característica es la emoción en general, representada por gotitas en o en torno a los personajes: el llanto, el enojo, la angustia, el asombro, los gritos, todas son gotitas. Y es que la emoción y la sorpresa son una presencia constante de viñeta en viñeta, de página a página.

La libertad creativa de Butze se adelantó a su tiempo y se expresaba gráficamente de muchas maneras. Impredecible y amante de las sorpresas, dibujaba distintos encuadres de viñetas, de diferentes tamaños y marcos, rectos, con curvitas, con globos que se salían de la viñeta o aparecían a la mitad del dibujo.

De igual manera, los textos claramente legibles, con letra de molde hecha a mano y gramática impecable, estaban acompañados constantemente por signos de admiración y interrogación, así como un uso frecuente de puntos suspensivos.

Y aunque con distinta tipografía, las onomatopeyas también se acompañaban siempre de sus respectivos signos de admiración: ¡Cataplúm! ¡Plaf! ¡Puf!¡Pack! ¡Clang! Así como los muy mexicanos: ¡Atiza! y ¡Hurra! Al igual que expresiones propias de su tiempo, como: “¡Eres colosal!” o “¡Canalla!”

Disfrutemos pues de este tesoro que tenemos en las manos, que más allá de la experiencia divertida y del enorme valor que representa en la historia de la cultura popular en México, es la gran oportunidad de poder “escuchar”, “sentir” y compartir las aventuras y vicisitudes de los extrañables personajes a través de los cuales continua latiendo el corazón y el talento de Germán Butze.

Extracto de Prologo del Libro "Los Supersabios: Aventuras Deportivas de Luis Gantús"

Julia Palacios

Julia Palacios

Es doctora en Historia. Académica e investigadora del Departamento de Comunicación de la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México. Especialista en música y cultura popular. Colaboradora en medios de comunicación, radio y televisión, de manera ininterrumpida desde 1990.

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